La redacción de este portal presenta a su consideración, que no a su consulta, un análisis, estrofa por estrofa, del poema «Lento, amargo animal» del escritor, político y fumador chiapaneco Jaime Sabines.
I
«Lento, amargo animal
que soy, que he sido,
amargo desde el nudo de polvo y agua y viento
que en la primera generación del hombre pedía a Dios.»
La voz poética, que es, habla desde los dos primeros versos. Se caracteriza animal y se describe lenta y amarga. A lo largo del poema este animal lento y amargo que es y ha sido ahondará en su amargura y en su lentitud. Tema principal del poema.
Durante la descripción el pasado y el presente se entrelazan. El que es y ha sido amargo, lo es desde «el nudo de polvo, de agua y de viento» de «la primera generación del hombre que pedía a dios».
II
«Amargo como esos minerales amargos
que en las noches de exacta soledad
—maldita y arruinada soledad
sin uno mismo—
trepan a la garganta
y, costras de silencio,
asfixian, matan, resucitan.»
En este momento tenemos dos atributos, el «desde» de la amargura del que es y ha sido: «(desde el) nudo de polvo y agua y viento»; y su símil, su «como»: «esos minerales amargos». A estos minerales asfixiantes de los que se resucita de su muerte se les puede complementar con su origen tácito: son extraídos de la tierra. Además, éstos no son inofensivos, al contrario, son amenazantes pues «trepan a la garganta» en las «noches de exacta soledad» y «asfixian, matan, resucitan».
III
«Amargo como esa voz amarga
prenatal, presubstancial, que dijo
nuestra palabra, que anduvo nuestro camino,
que murió nuestra muerte,
y que en todo momento descubrimos.»
El animal que es y ha sido también es amargo «como esa voz amarga prenatal, presubstancial». Los sustantivos que modifica el prefijo «pre» (nacimiento y substancia) remontan, una vez más, al pasado, probablemente al que ha sido, que ya «dijo nuestra palabra», «anduvo nuestro camino», «murió nuestra muerte» y, aquí aparece el presente incombustible, «en todo momento descubrimos».
El que es describe esa voz como venida desde un lugar aún más remoto que el origen de los minerales, desde antes de ser substancia, y que aun así ha dicho nuestra palabra, ha andado nuestros caminos y ha muerto nuestra muerte. Al decir «nuestra», el lento, amargo animal que es y ha sido incorpora al colectivo a esa voz amarga venida desde antes del nacimiento y la substancia.
A pesar de que estamos con el constante descubrimiento. Aquí una queja, si el que es y ha sido, ha sido amargo como esa voz amarga que viene desde antes del nacimiento y la substancia, esto no lo autoriza a decir que la voz que viene desde antes del nacimiento y la substancia es amarga, porque si dijo nuestra palabra, anduvo nuestros caminos y murió nuestra muerte, es muy probable que no lo haya hecho únicamente de forma amarga.
La amargura del animal es como esa voz amarga que viene desde antes del nacimiento y la substancia, pero es sólo una de las voces, la que tiene la cualidad de ser amarga como la amargura del animal que es y ha sido.

IV
«Amargo desde dentro,
desde lo que no soy,
—mi piel como mi lengua—
desde el primer viviente,
anuncio y profecía.»
Tenemos, nuevamente, un genitivo de la amargura del que es y ha sido, «desde dentro, desde lo que no soy», «desde el primer viviente, anuncio y profecía». Los últimos dos versos tienen dos sentidos, en uno puede entenderse que la amargura viene desde el «primer viviente», desde el «primer anuncio», y desde la «primera profecía»; o, el segundo, que el primer viviente era «anuncio y profecía».
Aparecía en la segunda estrofa una ausencia del animal que es, en esta estrofa encontramos una negación, el origen de la amargura del animal que es y ha sido también proviene de lo que no es el animal que es y ha sido amargo y lento.
V
«Lento desde hace siglos,
remoto —nada hay detrás—,
lejano, lejos, desconocido.
Lento, amargo animal
que soy, que he sido.»
En la primera estrofa se decía que el animal que es y ha sido además de amargo era lento. Aquí nos dice que si es lento lo es y lo ha sido desde «hace siglos», «remoto», y además utiliza una gradación de distancia. Esta gradación «lejos, lejano, desconocido». Lo lejano aún se conoce, por eso se sabe que está lejano, en cambio lo desconocido es una imprecisión, ni siquiera se puede decir dónde está: «nada hay detrás». La lentitud se hace más exaltada por la distancia que tiene que recorrer. Lo desconocido como origen de la lentitud complementa el pasado remoto del que proviene la amargura del animal que es y ha sido. Al que se la había sumado lo que no es el animal que es y ha sido amargo y lento. Sin olvidar los minerales.
VI
En las seis estrofas hasta en ocho ocasiones aparece el adjetivo amargo. El adjetivo lento sólo aparece tres veces. Estadísticamente no podríamos decir que el animal que es y ha sido es más amargo que lento porque se detiene a describirse no se cuantifica. Si podríamos decir que tiene preferencia por su lado amargo más que por su lado lento, pero ambos los es y los ha sido.
